Justo antes, paramos a comer en The Wagon Wheel, un restaurante de carretera que se anuncia como familiar y con especialidad en gambas y barbacoa. Idílico. Está en el 218 de Green Street, Wickliffe (Kentucky).
Esto es tal y como lo estáis imaginando. Hombres con camiseta del equipo de basket de Kentucky, gorras de camionero con rejilla y publicidad de algún lubricante; orondas mujeres rubias de mirada serena que insisten en que su pastel de manzana es el mejor, tractores y maquinaria agrícola aparcada por doquier. Gente sentada en una mecedora en el porche de su casa mirando aquellos desconocidos que no son de este condado.
En vuestra imaginación tal vez suene un banjo de fondo, o una emisora de música country que se escucha con interferencias. Ambas opciones son correctas. Una foto de la dueña con Willie Nelson en 1994 adorna el restaurante. Ella, Sandra, no tarda en darnos conversación y preguntarnos de donde venimos y a donde vamos, haciéndonos pensar sobre el sentido de la vida.
Se queja de que Nashville le queda muy lejos y que siempre ha querido ver a Alan Jackson, mientras un hombre alto con una camisa de cuadros sin mangas y una gran hebilla nos mira con curiosidad.
Todos se conocen y realmente es un restaurante familiar. La gente (no hay mucha) habla de mesa a mesa. Recuerda más a un bar de pueblo que a un restaurante.
Pido una hamburguer steak con patatas y ensalada de col. Cojen un solomillo y lo pican, sirviendotelo como hamburguesa pero emplatado, no en panecillo, con un poco de salsita especial de la casa y un par de aritos de cebolla pochada. La ensalada de col es la mejor que he probado, en su punto de salsa para no empachar y sin tapar los sabores de la ensalada. Y un enorme vaso lleno de hielo y refresco de cola que puedes rellenar cuantas veces quieras.
Seguramente echéis de menos alguien a caballo y aquellas plantas secas rodando por la calles. Recordad que estamos en Norteamerica, no en el lejano oeste.
En el tablón del restaurante hay recortes sobre la temporada de pesca y un aviso de que ya no se admiten los cupones de descuento. También hay una postal en la que una pareja agradece la ayuda prestada cuando se les averió el coche en el parking del restaurante.
Llega el momento de seguir, dejando atrás una curiosa sensación de sentirse como en casa donde apenas has estado un par de horas, si llega.
Sandra nos mira con sus ojos azules, con esa mirada tan límpia y transparente que sabes que no esconde nada. Se le ilumina la cara con una sonrisa y nos desea buen viaje. Que no, que no tenemos que pagar, que está contenta de poder invitar a unos viajeros a un plato de comida.
Nos abrazamos y le pido hacerme una foto con ella y con la cocinera, que lleva rato sentada en la mesa junto a nosotros. Les deseamos felicidad y nos recuerdan que conduzcamos con cuidado, que muchos animales se cruzan y es peligroso.
La carretera nos espera, quién sabe si con más gente encantadora como Sandra. On the road again...
Unas cuantas (bastantes) millas más adelante llegamos a Doniphan MO. Aquí nació Billy Yates. El trozo de autopista que pasa por aquí lleva su nombre, así que nos acercamos hasta el letrero que lo atestigua. Aparcamos de mala manera para poder hacer una fotos rápidas para el recuerdo, ya que estamos teniendo demasiadas emociones y necesitaremos ayuda para ir recordando.
Cuando entras en Doniphan, un letrero te recuerda que estas en la ciudad natal de Billy, nominado para los Grammy y un impresionante cantante y compositor de música country.
El letrero es precioso y está hecho por Rick Yates, es decir, por el hermano mayor de Billy que se dedica a esto desde hace mucho y es un artista tanto del pincel como del aerógrafo o del vinilo.
La casualidad quiere que hoy celebren Cruisin' the park, un encuentro de vehículos anteriores a 1980 que organiza Rick Yates. Nos dejamos caer por allí. Hoy no hay muchos coches pero los que hay son una maravilla.
Al bajar del coche notamos como nos miran... Doniphan tiene menos de 2.000 habitantes, así que será por eso. Una chica nos mira y nos pregunta si somos de España... Le decimos que sí y es la mujer de Rick, que nos están esperando.
La amabilidad de los norteamericanos no deja de sorprenderme. Se acerca Rick y nos explica anécdotas de Billy y él de crios. Nos enseña el local que antiguamente fue la barbería de su padre y que da nombre al CD Bill's barber shop
Nos hacemos unas fotos como si nos conocieramos de toda la vida. Rick habla despacio, pausado. No tiene prisa. Se le ve una persona sencilla, con una vida sencilla y con una felicidad desbordante.
Nos aconsejan la mejor carretera para hacer las millas que aún nos quedan hasta el hotel y nos aconsejan precación; la carrerera tiene muchas curvas y se cruzan muchos animales.
Con este panorama nos despedimos pues aún nos queda por ver una frontera con otro estado. Buscandola, me paso un desvio. Es noche cerrada y no hay ni una farola. No hay problema, entro en un camino lateral y allí daré la vuelta. Giro y paro para dar la vuelta en el mismo cruce y la pickup que venía por ese camino y que ya me ha sobrepasado se para y da marcha atrás. Supongo que es para ver si necesitamos algo, que son muy de eso estos norteamericanos. A medida que da marcha atrás y se pone a mi lado veo que tiene pintado el lateral. ¿Lo habrá hecho Ricks? A ver que pone: S..... H............ E........ R........ I........ F.......... F....... !!!!!
¡Ostia, el Sheriff del condado! Cuidado con hacer movimientos bruscos o que no se vean las manos.... Bajo la ventanilla y le explico que me he confundido y que quiero dar la vuelta. Se ríe, dice "ok, ok" y se va.
Compramos unos platanos para cenar en un megasupermercado de carretera. Aquí la tienda más pequeña es como un Lidl de los grandes. En el aparador de la fruta hay un cartel que invita a los padres a dar a sus hijos una pieza de fruta gratis para que se la coman mientras estan en el super, para promover la alimentación saludable.
Llegamos a un nuevo hotel, nuestra casa por unas horas. Toca descansar, ya es muy tarde y mañana hay que seguir un poco más...
Buenas noches y buena suerte.
Juan Carlos
Que especial ha de ser tombar per aquests estats de l'Amèrica prufunda i rural.
ResponderEliminarRealment són una gent molt hospitalària, però al Marroc i Tunísia també n'hem trobat
Ramon i Lluïsa
Uauuuu
ResponderEliminarQuin viatge!!! Emocions a "flor de piel". Trobar-te gent així fa que els viatges encara siguin més inolvidables.
Els cotxes xulíssims... I les fotos i les vostres cares de felicitat encara més!!!
Tu sempre amb la policia enganxada als talons. Jeje. Seguim el viatge
ResponderEliminarSheriff, like you
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