30/09 Colorado Springs - Pikes Peak

Se ha confirmado lo que me temía: llevamos una rueda pinchada. El hecho de que llevara dos días desinflándose me hacía sospechar.

Pues pongo la de repuesto y a seguir. A seguir cagándome en el tontolaba que inventó una rueda de repuesto más estrecha y que solo sirve para poder llegar a un taller. A ver, ¿donde hay una sucursal de National? "Por National no me sale naaada". Pues la casa de alquiler de coches más cercana.

Entrerprise se llama. ¿La habíais oido, aparte de en Star Trek? Yo tampoco. Pero oye, qué majos. Nos explican que National solo tiene oficina en los aeropuertos, así que para allí nos vamos. Pero nos dan una tarjeta para que les llamemos si tenemos cualquier problema. Qué majos. Y espera, también la dirección de un taller de ruedas. De verdad, qué majos.

En el aeropuerto nos dicen lo que tememos... que nos cambian el coche. Le damos la dirección del blog a Alan para que nos siga, sacamos las cosas y nos vamos al coche nuevo.

En lugar de un Dodge Challenger, nos dan un Dodge Charger. Mucho más cómodo, cuatro puertas, con el depósito lleno (jejejejeje) y blanco. Como es la continuación de Alan, le llamaremos Jackson. Luego os lo presento...

Salimos del aeropuerto y ... me he dejado la chaqueta en Alan. Vuelta para atrás... A este paso no hacemos las excursiones previstas para hoy... Algo me dice que será un día lleno de imprevistos.

Con la chaqueta recuperada y Jackson rabiando por hacer kilómetros, ponemos rumbo al Garden of the Gods o Jardín de los Dioses. Con ese nombre ya puede ser bonito porque está creando mucha espectación, te lo digo ya.

Desde el punto de información se tiene una vista panorámica de los dos kilómetros cuadrados que ocupa este parque gratuito.




Hay un pequeño circuito que lo rodea en coche y unos senderos para caminar entre las rocas. Me recuerda a Monument Valley, pero de Pin y Pon.




Las caprichosas formas de las rocas y la imaginación de las personas hace que les pongan nombres raros, como Kissing Camels y cosas así.




Cada rinconcito y cada curva descubre una nueva roca. Y una nueva nube, porque ¿se está tapando un poquito, verdad?







Venga, últimas fotos corriendo en la Balanced Rock que caen gotitas. Si cuando digo que todo serán imprevistos hoy...




El siguiente destino es... no sé cual es, tengo hambre. Buscamos un sitio para comer algo. No hay mucha cosa, porque la calle hacia uno de los lados del pueblo está cortada por la policía. Vemos uno que no tiene mala pinta, así que aparcamos en la misma puerta. Cuando nos disponemos a bajar del coche, vemos un tío dentro que le da la vuelta al cartel que ponía open y que ahora pone closed. Es nuestro día de suerte... porque al poco sale una amable camarera, que nos ve buscando restaurante en el gps, y nos dice que pone closed, pero que podemos entrar.

Es un sitio sencillo, con una decoración muy americana en azul-blanco-rojo, y aunque no hacen las mejores hamburguesas del mundo (os lo dice un experto), no están mal.




Ahora sí, rumbo a Pikes Peak. Cosas importantes a saber: es muy alto (más de 4.000 metros), hay muchas curvas en una fuerte pendiente y hace frío arriba. Os pongo un video-resumen de lo que es subir con el coche.

Por si no habéis aguantado los 4 minutos del vídeo, al final nos encontramos estas pobres bestias comiendo las ramitas que salían entre la nieve. Sí, nieve. Una vez arriba estábamos a cero grados. Si estás leyendo esto con alguien, seguro que te dice "cero grados, ¡ni frío ni calor!".




Dale una colleja de mi parte, porque frío MUCHO. Unas fotos rápidas y entramos al bar/tienda de recuerdos. Los que trabajan aquí suben y bajan en tren, porque el trayecto es coche es mareante. Y porque el quitanieves está funcionando, pero aquí te quedas aislado en un plisplas.




Decía que también es alto. Más de 4.000 m... Pensad que lo más alto de los Pirineos apenas pasa de 3.000 m. Entre eso y mis problemas de hipertensión, empiezo a marearme. Tengo que sentarme rápido en el bar mientras Ingrid,mi salvadora, se encarga de conseguirme un té a ver si subimos mi presión sin desmayarme.

Algo mejora, pero tengo claro que la solución al mal de altura es... descender. Entre eso y el frío, empezamos el descenso. Hace tanto frío que leo en una placa que aquí inventaron la manera de congelar la imagen de los vídeos para saber si era fuera de juego o no. O igual no ponía eso y estoy alucinando...




Este es Jackson. Se ha portado como un campeón. Subiendo y bajando.




Subiendo porque al entrar te explican que utilizes el cambio de marchas manual que llevan los coches automáticos, que pongas primera y no cambies. La subida es tan pronunciada que las cajas de cambio automáticas queman los embragues.




Y bajando porque hay un punto en la carretera de control obligatorio de temperatura de frenos. Al parar junto a la cabina del Ranger, este toma la temperatura de los frenos con un termómetro. Y si pasa de 300º grados has de esperarte allí.
Así que para bajar también hay que poner primera y evitar frenar.




La combinación de paisajes otoñales con la niebla es preciosa. Vemos uno de los arcoiris más intensos que he disfrutado jamás. Y pensar que, al entrar al parque, nos han advertido que no había visibilidad en la cima y hemos estado a punto de dar media vuelta...




De aquí intentamos ir a unas cascadas que hay cerca, que también se paga para entrar. Cuando llegamos, la lluvia es muy fuerte y la visita es andando, nada de coche, así que... Nos vamos al Walmart a por cena que nos zamparemos (yo ya no degusto nada, todo para dentro) en el hotel preparando el post de hoy.

Por cierto, he perdido las gafas. Vaya día...

Juan Carlos